Cuidado con lo que sueñas
Cuidado con lo que sueñas
Velas apagadas, ropa para lavar y dientes limpios,
es lo que Lume repite siempre antes de irse a dormir y empezar a soñar.
Una noche, siguió su rutina pero esta vez
olvidó apagar una vela. No era una vela común, sino una vela que podía hacer
realidad los deseos más extravagantes. Y esa noche, Lume había hecho un pedido
especial antes de irse a dormir: quería estar en un ring de boxeo, poder estar
arriba de la plataforma de combate y mostrar sus habilidades.
Mientras dormía profundamente, la vela
empezó a brillar y a emitir un humo de colores. De repente, Lume se encontró en
un lugar desconocido, con tribunas inmensas, luces de neón, mucho barullo y humo por los aires. Se dio cuenta de que estaba
en un ring de boxeo, pero no era uno cualquiera, era uno gigante, rodeado por un
inmenso público. Un poco aturdida y muy confundida, observó su entorno para entender
lo que estaba pasando, y vio una cara conocida entre el público, era Alicia del
país de las maravillas. En ese momento, lo primero que se le vino a la mente
fue pellizcarse para confirmar si era algo real. Mientras sintió el pellizco,
empezó a sonar por los parlantes una voz gruesa que anunciaba al contrincante.
Lume solo alcanzó a escuchar “Goripiente” cuando a lo lejos vio entrar lo que
para ella era una bestia peluda y escamosa con brazos fuertes y una cola larga.
Volvió a escuchar la potente voz, pero esta vez para dar inicio a la pelea, su
sueño se convirtió en pesadilla, a pesar de sus habilidades boxísticas, recibió
un cross en la mandíbula que la dejó
inconsciente.
Cuando finalmente despertó, se encontró en su
habitación. Desconcertada, intentó entender qué había sucedido, hasta que
empezó a oler humo y se dio cuenta de que había olvidado apagar una vela. Cuando se
levantó a apagarla, vio su cara en el reflejo de un espejo y no podía creer las
marcas que tenía. Lo que parecía un sueño confuso se volvió más real al ver las
manchas de sangre en su ropa. Se preguntaba lo que había sucedido una y otra
vez. Al no encontrar respuesta, le temía a lo incierto y le costaba mucho
dormir. Ya no prendía velas, ni se preocupaba por tener la ropa y los dientes
limpios.
Medina, Lucía
Me encanto el cuento, super entretenido y me gusto como lo redactaste! Me pude imaginar super bien las diferentes escenas
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